Marlene llegó un día con sus hermosas creaciones y no se fue más… al menos sus creaciones. Marlene es Tikay, que quiere decir un concepto dinámico, de origen quechua, y con distintas acepciones: moldear el adobe, solidificarse, florecer, florecimiento, floración, florido, progresar, prosperar...
Y Tikay prosperó. Se empezó a gestar hace casi diez años, mientras Marlene estudiaba en la Universidad.
Mi familia tiene un pequeño campo en Baradero, con unas pocas ovejas que sí o sí había que esquilar a fin de año, y cuyo vellón crudo tenía muy poco valor de venta. Siempre me interesaron las fibras naturales, así que empecé a investigar y capacitarme en el procesamiento artesanal de la lana virgen, para agregar valor a esa materia prima disponible. Aprendí a hilar en huso y en rueca, a teñir usando tintes naturales, a fieltrar, compré mi primer telar (ahora tengo cuatro), y muy de a poco se fue consolidando esta propuesta de diseño textil sustentable.
Soy antropóloga, y a través de mi mamá heredé una fascinación por las expresiones humanas, especialmente por la cultura textil, portadora de alto valor estético y simbólico. Hace unos años leí que para ciertas culturas tejer es un pensamiento, ya que al tejer se expresa en el tejido lo que se piensa de la vida; me identifico con esta idea, ya que en cada pieza que hago plasmo el valor que le doy a la naturaleza, a la belleza de los colores, a lo simple, lo lúdico, el calor del hogar. La lana virgen es una fibra natural muy generosa y llena de cualidades que permite expresar, a través de su gran versatilidad, un mundo infinito de imaginación, formas y colores.
Actualmente desarrollo textiles, objetos decorativos y accesorios funcionales y sustentables, tanto por su materia prima, por su procesamiento artesanal, como por la escala de producción empleada. Mi intención es generar una alternativa de diseño y calidad que contribuya a un consumo más responsable; creo en la producción artesanal y sostenible a largo plazo como filosofía de vida, donde es fundamental reflexionar sobre cómo se hacen las cosas, donde y por quienes, para dar lugar a economías más humanas y responsables con el medioambiente y la sociedad.
No podía existir mejor propuesta para la Usina que esta. Entre sus cactus tejidos, mates abrigados y personajes mullidos, creamos un nuevo mundo que está a disposición de todos los amigos de la Usina. Los esperamos para que vengan a conocer las propuestas de Tikay, tan únicas como la historia de Marlene y sus ganas de hacer un mundo más amable, sustentable y hermoso. ¡Muy buena semana!
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